JUSTIN TRUDEAU

Hoy he visto la noticia en TV de la foto de Justin Trudeau, Presidente "políticamente correcto" de Canadá, en la que aparece en una fiesta disfrazado de Aladdin y con la cara pintada de negro. La polémica salta porque, según se dice, en Estados Unidos y Canadá, sociedades donde el número de ciudadanos de raza negra es considerable, supone un insulto claramente racista.

 

 

 

Y eso me hace pensar en algo que muchas veces pasamos por alto. Y es la cultura en la que vivimos y de la que, lógicamente, no podemos olvidarnos. Evidentemente, si en un pueblo existe una persona con determinadas características físicas -como puede ser el color de la piel-, el hecho de que otro se disfrace de manera similar a esta persona, puede considerarse un insulto. Si no hablamos de un pueblo, sino de un país con aproximadamente 37 millones de habitantes y un porcentaje de ciudadanos de origen africano que ronda el 4%, es evidente que estamos ante una actitud que puede ser considerada claramente hostil para una parte importante de la población.

 

Lo que me llama la atención no es el hecho en sí (no se puede ser "políticamente correcto" siempre y en todo momento, incluso años antes de dedicarse a la Política) sino el distinto prisma desde el que vemos la situación en España, donde encarnar a un Rey Mago es algo tradicional y además un auténtico honor para quien lo consigue, magníficamente retribuido con las miradas ilusionadas de los niños a su alrededor, aunque pueda acabar con demandas por responsabilidad, sobre la que ya escribimos en su día (en el blog de Alfil Abogados, que podéis consultar AQUI).  Y eso me lleva a otra reflexión: quizá en un futuro no demasiado lejano haya que replantearse alguna de nuestras tradiciones cuando la estructura de la población sea distinta, lo que sin duda generará innumerables conflictos.

 

Y en cuanto a Justin, ¡también es mala suerte que el pobre muchacho no se pintara la cara de azul para identificarse más con Aladdin!!