viernes, 11 de octubre de 2019

EL NIVEL CULTURAL EN ESPAÑA


Quizá es un tópico ya decir que las nuevas generaciones de escolares reciben una formación de peor calidad que la que disfrutamos quienes estuvimos en el colegio en los años 70-80. Pero, sin embargo, no deja de sorprenderme a diario descubrir el bajo nivel cultural de este país.
 

 

Y el nivel cultural no se ve en los grandilocuentes informes, muchas veces interesados, sobre el nivel educativo, sino que se aprecia especialmente en los concursos de radio y televisión donde es gente que quiere concursar la que demuestra sus conocimientos. No se trata de saber los afluentes de los ríos de España –que nosotros sí estudiamos-, ni la lista de los Reyes Godos –que tuvieron que aprender, de inmisericorde y sin utilidad alguna, nuestros padres- sino conocimientos mínimos y, sobre todo, necesarios para el mundo en que vivimos.

Hoy, en un concurso de la radio, el resultado ha sido lamentable. Es cierto que se trataba de una sesión especial al desarrollarse en un espacio con público y ser el concursante elegido de entre el público. Ello implica, sin duda, mayores nervios y la ausencia de “selección”, pues en los programas diarios, sólo concursa quien llama por lo que es de suponer que se ejerce una auto-censura para no hacerlo quienes no tienen realmente posibilidades.

Pues bien, el concursante ha acertado 2 de 10 preguntas, un 20%. No está mal. Pero lo grave es el contenido de esas preguntas. Puedo entender que  no sepa si un político determinado fue Presidente de tal o cual comunidad autónoma y puedo entender que no sepa en qué grupo musical participó un determinado cantante o quién es el autor de una canción. Incluso puedo entender que no crea que un heptágono es un polígono de SEIS lados, porque ya nuestros gobernantes se han encargado de limitar la enseñanza de las lenguas clásicas evitando así el mejor conocimiento de nuestro lenguaje.

Pero, ¡que no sepa lo que es un año bisiesto y que diga que tiene 362 días, después de dudar mucho, ya me parece demasiado! Y no es un problema del pobre chaval (lo parecía por la voz) sino del sistema.

Estoy seguro de que todos recordamos haber estudiado cosas de poca utilidad para la vida diaria (¿alguien sabe para qué sirve un logaritmo neperiano?), pero hay cosas básicas, necesarias para cualquiera, que debemos conocer. Y el sistema educativo no sólo tiene que enseñarlas sino que además debe fomentar la curiosidad de los niños para hacerlo.

Posiblemente, siete u ocho leyes educativas en los últimos treinta o cuarenta años no son el mejor sistema para la educación, pero el resultado es éste: que hay gente que no sabe ¡cuántos días tiene un año!
 
P.D.- Atenea es la diosa griega de la sabiduría.

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